"Inflación al acecho (2)"

Tribuna de opinión de Iñigo Bilbao, socio abogado de NORGESTION, en Capital&Corporate Magazine. Reflexiones en torno a los efectos que la alta inflación tiene en el ámbito inversor, especialmente en el mundo del capital privado.

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9/11/2022

“Los datos apuntan hacia una ralentización de la inflación, Inés”, especulaba Marta mientras removía apaciblemente el café de la sobremesa. Inés le había invitado para celebrar el año como socia de la gestora de capital riesgo. “Seguramente porque el efecto látigo ha comenzado. Ya sabes, los clientes hacen sus pedidos, y sus proveedores y los proveedores de estos, a su vez, se aprovisionan en cascada por encima de lo razonable ante la duda de que la interrupción de los canales suministros persista. ¡Y claro! Luego, se consume lo que se consume, y hay que darle salida al producto almacenado como sea, generándose así una bajada universal de precios.”

Es cierto que Marta no estaba considerando en su argumentario los efectos de la crisis energética, pero la política de los bancos centrales, aún expansiva hasta hace unos meses, se había tornado justo en lo contrario, protagonizando un fuerte ajuste cuantitativo y la subida de los tipos de interés para domar la inflación, costase lo que costase, al más puro estilo Paul Volcker.

“Si recuerdo bien, el problema del efecto látigo puede ser el de un espejismo, caen los precios por exceso de stocks, incluso con el riesgo de animar a los bancos centrales a revertir prematuramente sus políticas de ajuste, bajando los tipos de interés para estimular la economía, para luego volver la inflación con más virulencia, si cabe. Los patrones históricos así lo acreditan”, apostilló Inés. “Podría incluso darse coyunturalmente la tan temida deflación, si no se pone coto a la desinflación”.

“Esta situación nos resulta un tanto extraña a nuestro fondo, porque al haber tomado la decisión de estar invertidos solo en compañías con negocios con un buen balance y productos o servicios pegadizos, resistentes a la inflación, apartados de los cíclicos, lo cierto es que los resultados de las compañías en las que estamos invertidas siguen mejorando. Como si fuésemos inmunes a lo que pasa”, Marta disertaba con satisfacción. “Tiene que ser complicado estar en los zapatos de algunos de nuestros colegas de oficio con un porfolio de compañías sobreendeudadas en sectores cíclicos”.

“Bueno, la reforma concursal publicada hace unos días, les posibilitará entrar en negociaciones con acreedores ante una insolvencia probable que puedan vislumbrar en los próximos dos años …”, sonreía Inés con su sarcasmo que a veces parecía no tener límites.

En efecto, las medidas de los bancos centrales enfocadas a combatir la inflación abocan hacia una recesión que parece a todas luces inevitable, independientemente de su alcance y efectos reales. En realidad, las circunstancias en las que la recesión llama a nuestras puertas son sustancialmente distintas a la de hace quince años, en el sentido de que, en aquella, las personas físicas estaban generalmente endeudadas y, en esta, el ahorro de estas se halla colectivamente en cotas muy altas, sin olvidar que el impacto del consumo en la economía excede del setenta por ciento.

“El nuevo fondo que estamos lanzado se puede beneficiar considerablemente del valle de recesión hacia el que nos dirigimos”, Marta prosiguió. “Se empieza a notar la compresión de múltiplos por las expectativas de futuro sobre la economía en general y de subidas de los tipos de interés, que el mercado ya está descontado en cierto modo. A ver si ya nos da el beneplácito el regulador y lo ponemos en marcha. Las oportunidades pueden ser importantes, en operaciones nuevas o incluso en las del mercado secondary, siempre ajustándonos a nuestra tipología de inversión que tan fácil nos hace dormir por las noches”.

Inés le interrumpió; “Así es, y eso que la compresión de múltiplos inicialmente es algo de naturaleza psicológica. ¡Imagínate cuando pasemos a la realidad con la compresión de los resultados de las empresas como consecuencia de la recesión! En los mercados bursátiles con valoraciones diarias, hay ser mentalmente muy fuerte y tener un alto convencimiento para aguantar el tirón en el largo plazo cuando las acciones cotizan un veinticinco por ciento menos que hace unos meses, aun sabiendo que una o varias inversiones en empresas cotizadas concretas, bien seleccionadas, lo acabarán haciendo bien en el largo plazo. Es una presión anímica tremenda para la que hay que estar preparada. Tenemos suerte en nuestro mundo del capital riesgo de poder prescindir de todo ese ruido y emociones un tanto inútiles para centrarnos en nuestras inversiones en los plazos que tenemos marcados”.

Inés pago la cuenta, se levantaron de la mesa para dirigirse directamente a la oficina. Esperaban ansiosas recibir noticias del regulador. Las ocasiones para usar caja fresca en el mejor de los mundos aparecerían solo de vez en cuando y, palpablemente, estaban en la antesala de una de ellas.

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